1. Lo primero que debemos indicar es el objetivo de nuestro estudio: qué pretendemos estudiar y cómo. En caso de que nuestro trabajo de investigación plantee una hipótesis, debemos formularla aquí. A continuación, resulta apropiado clasificar nuestra tesina según la forma de recopilar y manejar la información, así como por la metodología que pretendemos emplear.
2. El siguiente paso supone delimitar el marco espacial y temporal que comprende la investigación.
3. El tercer punto, y quizá el más importante consiste en indicar cuál es la relevancia que para nosotros tiene el tema:
– ¿Por qué nos interesa?
– ¿Qué novedad aporta?
– ¿Qué otros estudios se han realizado sobre el tema?
4. Una vez realizado lo anterior, debemos indicar las fuentes que vamos a emplear, y que podemos clasificar en:
-ORALES (Testimonios directos: entrevistas, etc.)
-ESCRITAS (en especial, fuentes bibliográficas, hemerográficas y archivísticas).
-AUDIOVISUALES (Películas, documentales, etc.)
-GRÁFICAS (Planos, dibujos, etc.)
-INTERNET
5. Por último, debemos indicar una bibliografía preliminar, organizada en libros, artículos y enlaces a Internet.
Es importante que no haya un número de enlaces a Internet demasiado elevado. Su especial dinamismo hace que su recopilación y conservación sea problemática (una página web puede desaparecer de la red con la misma facilidad con la que aparece).